jueves, 17 de diciembre de 2009

La cumbre de Copenhague


La cumbre de Copenhague donde se trata el calentamiento global se parece más a un vodevil de los suburbios que a la intención de mejorar alguna cosa.
Los dirigentes mundiales son actores de la farsa titulada: “La búsqueda de la solución” o “En verdad que estamos preocupados”. Ojala fuese el temple de la orquesta del Titanic, que siguió tocando mientras la nave se hundía, el mismo que animara sus voluntades.
Pero no! No es ese temple, ni esa resignación, ni esa dignidad. Es solo la voluntad de la simulación la que esta agendada para este encuentro.
Son los Tartufos de Moliere pastando en manada sobre el escenario.
No hay solución ambiental posible hasta que no se reconozca como causa generadora del desequilibrio ecológico al ser humano.
El triunfo mundial de la cultura de la superficialidad, moviliza a millones de ingenuos “entusiastas” a combatir los efectos sin reparar en las causas.
En solo 40 años seremos más de 12.000 millones de personas en el planeta. Lo que significa haber alcanzado un consumo de más del 80% de lo que planeta puede generar.
Señores se les acabo el turno! Anunciará la Gaia, antes de sacudirse de encima unos cuantos miles de millones de humanos.
Lamentablemente nos hemos tecnificado sin que la especie humana haya mejorado su espiritualidad ni su sabiduría. La tecnocracia solo se ocupó de que la gente aprendiera a pulsar las teclas y los botones, que luego les vendería. Y a eso entonces, llamó evolución. Hemos privilegiado el tener sobre el Ser. Y hemos aceptado esa opción como propia. Edu. Carlos Cuesta

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