jueves, 18 de junio de 2009

El impulso de escribir

Liberar los pensamientos

Me recibí de oficial de la Marina Mercante con casi 24 años e inmediatamente me inicié en la profesión de “descubrir el mundo”. Me alentaba el deseo de conocer nuevos países y distintas culturas, mezclarme en la cotidianeidad de otras gentes. Un propósito que afortunadamente, pude cumplir con creces en estos últimos 27 años.
En aquel tiempo además de cartas a mi familia, escribía sobre los sentimientos que se iban despertando en mí con cada nueva experiencia vivida.
Pero realmente comencé a escribir en los diarios cuando se desbordó mi paciencia, ante la locura de la guerra de las Malvinas en 1982. Eran tiempos difíciles en la Argentina donde aun imperaba la intolerancia de la dictadura militar. De todos modos para quien escribe en contra de la guerra, resulta siempre difícil y delicado hacerlo, pues pueden herirse infinidad de sentimientos y situaciones personales.
Continué haciéndolo mas tarde, contra el infame autoritarismo de una dictadura que ya se encontraba en franca retirada para principios del año1983.
Conté entonces con el privilegio de poder tomarme el barco antes de que se efectuaran las publicaciones, cosa que me ahorró muchos disgustos.
El sentimiento de paz que introdujo la recuperación de la democracia, impulsó a la inmensa mayoría de los argentinos a mirar el futuro con esperanza. Y yo no pude estar ausente ni sentirme ajeno al soplo de aire fresco, que trajo consigo esa breve primavera de nuevas ilusiones. Por lo que seguí luego escribiendo sobre mis viajes, transfiriendo vivencias y personajes de los lugares que visitaba.
Como en la Argentina pocas cosas son lo que dicen ser, no pasó mucho tiempo antes de comenzara a escribir en contra de los políticos de mi país y su corrupción endémica.
Volvió a movilizarme la injusticia de la farsa, mientras descubría que cuando mejor escribía era cuando mas enojado estaba. Entendí también que había en mí, una necesidad casi patológica de expresarme contra la subestimación del entendimiento público. Ejercicio este, que gracias a la baja calidad de nuestros dirigentes y a la realidad que han sabido construir, no he podido dejar de practicar.
Decía antes, que el escribir alivia mi necesidad compulsiva de transferir lo que pienso. Hoy con 51 años ni siquiera me parece importante firmar con mi nombre. Lo que yo escribo podría haberlo dicho otro cualquiera. Pero mucho mas importante es el acto de expresarlo, es desahogar el impulso del espíritu que supone que tiene algo que decir.
Aportar a la realidad común, esa manera de ver y entender la vida que nos es propia a cada uno y que en definitiva, significa sumar opinión e ideas a la conciencia colectiva.

2 comentarios:

Celina dijo...

Que bueno Edu.... admiro tu capacidad de expresarte a traves de la escritura... lo que demuestra no otra cosa que mis falencias... buenisimo

José Martín dijo...

Espero que algún día pueda salir a luz "Crónicas de viajes alrededor del mundo" de Eduardo Vasile. Esa necesidad de conocer y de conectar con otros...los viajes, las lecturas, las charlas...el lápiz y el papel...la vida.